Sumérgete en el mundo los Arácnidos con nuestro nuevo Curador de Entomología, el Dr. Rodrigo Monjaraz Ruedas
Conoce a uno de los dos nuevos curadores de Entomología del Museo de Historia Natural, NHM y explora con nosotros la biodiversidad de arácnidos secreta en las entrañas de la tierra.
Publicado el 10 de noviembre de 2025
Arañas, Alacranes, cuevas oscuras y profundas en combinación con matemáticas avanzadas son una mezcla de pesadilla para muchas personas, pero para el nuevo curador de Entomología del NHM, Dr. Rodrigo Monjaraz Ruedas, esto es lo que él considera un día común en el trabajo.
El Dr. Monjaraz Ruedas es el primer aracnólogo y espeleólogo del Museo (disciplinas que estudian arácnidos y cuevas, respectivamente) y uno de los dos nuevos curadores de Entomología que se unió al Museo a inicios del 2025, y está listo y ansioso de explorar la colección de arácnidos del NHM en busca de nuevos descubrimientos sobre estos enigmáticos habitantes del subsuelo.
Islas subterráneas
La idea de adentrarse en los lugares más oscuros de la Tierra –y lidiar con arácnidos de ocho patas — no es algo que asuste al Dr. Ruedas. Cuando era estudiante de licenciatura, se unió al club de montañismo y comenzó a visitar y explorar cuevas en las montañas del centro de México.
“Hay mucha gente con aracnofobia y también con claustrofobia, pero para mí, entrar a cuevas es algo realmente emocionante. Esa sensación al apagar tu linterna y quedarte en oscuridad absoluta es algo que disfruto mucho. El silencio de la cueva en combinación con el sonido del agua goteando y escurriendo por las paredes... es una experiencia fascinante”, comenta el Dr. Ruedas. “Nunca me dieron miedo las cuevas; al contrario, era algo que me traía tranquilidad. Ir a cuevas era una manera de desconectarme de todo.”
Muchas de esas cuevas —y la biodiversidad que albergan— siguen sin explorarse. Los artrópodos, el grupo de animales que incluye insectos y arácnidos, tales como arañas y alacranes y que suelen ser comunes en cuevas, a menudo sólo existen en una sola cueva y en ningún otro lugar del planeta. Estos insectos y arácnidos contienen especies endémicas de "distribución restringida", es decir, especies limitadas a hábitats muy pequeños, como cuevas, valles o acantilados en las montañas (algunos vertebrados, como las salamandras o invertebrados como los caracoles también caen dentro de esta categoría). Algunos de los artrópodos que el Dr. Monjaraz encontraba durante sus exploraciones fueron entregados directamente a sus profesores de la Universidad. “Mis profesores estaban muy emocionados por mi interés en estos grupos, muchas de las cosas que encontraba y traía resultaban ser especies nuevas”, comenta El Dr. Monjaraz. “Los artrópodos adaptados a las cuevas suelen carecer de coloración, son pálidos y tienen extremidades muy alargadas.”
Compartir con sus profesores de la universidad los diversos ejemplares que el Dr. Ruedas colectaba en diferentes cuevas le abrió las puertas para realizar una Maestría y un Doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Al mismo tiempo, esto lo llevó a aprender técnicas especializadas de cuevas, entre ellas buceo en cuevas, para así poder colectar especímenes en algunos de los lugares más remotos del planeta.
“Desde el punto de vista biológico, las cuevas son entornos realmente únicos. Las cuevas suelen estar aisladas del exterior y han jugado un papel muy importante como refugios para muchas especies, especialmente durante extinciones masivas o periodos glaciales”, explica el Dr. Ruedas. Por ejemplo, algunos animales buscaron refugio en cuevas para escapar del frío de las Eras de Hielo, permanecieron allí y con el paso de miles de años, se adaptaron y evolucionaron hasta convertirse en especies completamente nuevas. La formación de dichas cuevas, puede servir como marcadores geológicos para reconstruir la historia evolutiva de los animales que las habitan.
“Las cuevas son como laboratorios naturales subterráneos. Están aisladas hasta cierta medida del exterior, y algunas tienen su propia cadena trófica. Por ejemplo, los murciélagos que llevan excremento dentro de la cueva crean un recurso suficiente para que otros organismos como los microartrópodos puedan vivir, los cuales son la fuente de alimento para arácnidos y otros artrópodos, de la misma forma, otros animales más grandes se alimentan de artrópodos y así, se genera toda una cadena trófica autosuficiente, que no necesita recursos externos más allá de los murciélagos entrando y saliendo.”
Estudiar especies de artrópodos endémicos y de distribución restringida —y de los cuales se sabe muy poco— es crucial, porque cualquier daño a sus hábitats podría resultar en la completa desaparición de una especie (extinción). Más allá de las cuevas, desastres ambientales como los incendios forestales o el cambio climático, también amenazan a estas especies aisladas en hábitats que, aunque son más accesibles, son igualmente vulnerables.
“Mi actual investigación se ha enfocado en el estudio de lo que llamamos "Filogenética Espacial", la cual busca analizar la diversidad biológica y su distribución, pero desde una perspectiva evolutiva”, explica el Dr. Monjaraz. Esto implica recolectar y examinar la historia biogeográfica y evolutiva, junto con árboles filogenéticos —diagramas que muestran las relaciones de parentesco de las especies—, que, en conjunto, nos ayudan a entender mejor la diversidad biológica de una región. Esto podría ayudar a diseñar estrategias de conservación más eficaces, priorizando la protección de especies endémicas con mayor diversidad genética.
“En California, existen una cantidad considerable de estudios de este tipo con vertebrados y plantas, pero se sabe muy poco de artrópodos, y casi nada sobre arácnidos”, añade.
Telarañas de datos
Estudiar biología evolutiva y sistemática de especies endémicas con distribuciones restringidas va mucho más allá de solo explorar cuevas y lugares remotos. La investigación del Dr. Ruedas combina trabajo de campo, datos de colecciones biológicas, morfología y filogenómica para responder preguntas específicas sobre cómo surgen nuevas especies, cómo las clasificamos, su evolución morfológica y su biodiversidad. Para desenredar esta compleja telaraña de datos, El Dr. Ruedas también se enfoca en biología de la conservación, taxonomía y bioinformática, una disciplina que combina matemáticas, estadística e informática para resolver ciertos problemas biológicos que suelen ser bastante complejos.
“La estadística es muy importante en biología”, señala el Dr. Monjaraz. La disminución de la biodiversidad, la posible extinción de especies, e incluso las relaciones de parentesco entre las especies (árboles filogenéticos), son todas hipótesis, predicciones sobre lo que ocurrió y está ocurriendo con la vida de los artrópodos. Para poder construir una base sólida sobre esas predicciones, se requiere reunir tantos datos como sea posible y provenientes de fuentes diversas, tales como son colecciones biológicas físicas y digitalizadas, información genética, factores ambientales, etc., para así poder generar modelos computacionales complejos que pongan a prueba dichas hipótesis. Lo cual significa, que es igual de factible encontrar al Dr. Monjaraz Ruedas detrás de una pantalla programando, como lo es dentro de una cueva buscando escorpiones ciegos.
Arañas que tejen futuro
La mayor parte de la investigación del Dr. Ruedas se centra en grupos de artrópodos poco conocidos, olvidados por la comunidad científica y que necesitan urgentemente ser estudiados. Por ello, uno de sus principales objetivos como curador e investigador es compartir su pasión por los artrópodos con la sociedad.
Parte de ese trabajo consiste en curar los ejemplares de la Colección de Entomología para formar una colección dedicada exclusivamente a los arácnidos, que sirva como recurso para la comunidad aracnológica. Esto ayudará a que el NHM se convierta en un punto de referencia en aracnología, promoviendo y fortaleciendo la investigación con arácnidos a través de futuras publicaciones y colaboraciones científicas.
El Dr. Ruedas también quiere capturar los corazones de los angelinos usando telarañas (y otros arácnidos también), al mostrar la increíble diversidad y variedad de especies de arácnidos que habitan en Los Ángeles y otros lados del mundo, así como los beneficios que aportan al ecosistema. “Las arañas patonas, por ejemplo, son muy comunes en las casas y son excelentes para controlar las poblaciones de mosquitos”, explica el Dr. Ruedas. “Si matas todas las arañas de tu casa, probablemente empezarás a tener problemas con otros insectos, principalmente plagas. Si esto ocurre en tu casa, imagina el papel tan importante que cumplen en la naturaleza.”
El Dr. Monjaraz Ruedas espera ayudar al público a concientizar y entender lo asombroso e importantes que son los arácnidos para nuestros ecosistemas, intentando cambiar la percepción y creencia de que son criaturas peligrosas, reconocer a estas especies como animales que merecen conservación, estudio y admiración es extremadamente importante, esto en línea con entender la situación tan frágil en la que se encuentran en un mundo en constante cambio.